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Los centros recreativos, la vida de los jubilados
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Vicente López tiene centros recreativos en casi todos sus barrios. Los mayores pasan gran parte de su tiempo y realizan diferentes actividades de manera gratuita. “No es la realidad de otros municipios”, afirmó Mariana Alegre, profesora del taller de arte.
Por: Sofía Salgado.

Los jubilados se reúnen a jugar al tejo y forman grupos de amigos. Fuente: Vicente López.
“Este lugar es mi salvación, me devolvió las ganas de vivir”, suelen expresar los mayores. Vicente López cuenta con centros de jubilados en casi todos sus barrios. Estas escuelas brindan a los ancianos la posibilidad de relacionarse con vecinos de la edad.
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Es un servicio gratuito y hay un micro que recorre todo el municipio para buscar y dejar a los ancianos en el punto más cercano a sus casas. Esto facilita la accesibilidad del espacio.
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Pasan días enteros ahí. Las instalaciones cuentan con parrilla, cocina, vestidores, lockers, espacios cerrados con calefacción. Realizan deportes como tenis, golf, natación, aquagym, ping pong, tejo, voley adaptado, baile, entre otros. También talleres de arte, manualidades, idiomas, tecnología y escritura.
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La gente mayor disfruta de los talleres. Fuente: Vicente López.
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Mariana Alegre, con 47 años, es docente del centro recreativo más grande de Vicente López. Trabaja hace 10 años en el taller de arte y en el área de juegos de mesa. Describe la situación de la tercera edad.
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Muchos adultos mayores están solos. Incluso, comenta la profesora, algunos se enamoran y se casan. Hasta los días de lluvia y frío asisten a los talleres. Esperan a los instructores y, si no llegan, los llaman por teléfono.
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Están más allá de todo: lo único que quieren es disfrutar de sus últimos años de vida. “Son como niños con mucho carácter”, sostuvo Alegre, y aclaró que hay que tener cintura para trabajar con ellos. Se fijan más en el trato que en el saber del profesor. Se pasan el día jugando, mucho de técnica no se les puede enseñar. No están acostumbrados a que la gente joven les preste atención y les sorprende.
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“Quisiera llegar a esa edad con esas ganas de vivir”, reflexionó. También, explicó que es el trabajo que más le gusta, pero que es imposible vivir con un salario municipal. Lo hace por vocación porque la nutre más que la parte económica. Los docentes no duran porque no es un trabajo bien pagado.
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Hace unos años, la realidad de los centros era mejor. Hoy, hay muchos jubilados que trabajan y no tienen tiempo de ir a un recreativo. Los que asisten tienen a partir de setenta años. La cantidad de personas se redujo porque hay poca difusión y a los ancianos les cuesta aceptar gente nueva.
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Alegre comentó que la calidad de vida de la tercera edad es buena, pero aclara que “no es la realidad del resto de los municipios”. La jubilación les alcanza, comen afuera, viajan, tienen auto. Organizan asados todos los fines de semana. Arman mesas de 30 personas. Festejan los cumpleaños con tortas. A pesar de esto, Vicente López no es una excepción a la situación del país. Antes, los abuelos terminaban su jornada a las 18 h. Ahora, a las 16.30 h se retiran porque tienen miedo. De todas formas, en el centro hay policía constantemente.
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Las intendencias cambian, pero la diferencia es mínima. Alegre expresa que a Jorge Macri se lo veía más; Soledad Martínez tiene un perfil más bajo. De todas formas, comenta que los profesores no hacen política. Los que tienen que estar bien son los adultos mayores: “Trabajamos para ellos”, declaró. Se valora que el intendente escuche y haga mejoras. Los jubilados tienen llegada. Desayunan con Martínez y le piden todo lo que quieren.
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“Acá está mi vida”, suelen decir los ancianos. Si no existiera gente con vocación, no habría geriátricos, hospitales, centros, colegios municipales. Hay cosas que no tienen precio: bajarte del auto, que te esperen y saluden, que se acuerden del día de tu cumpleaños, que te abracen, que sepan que a un hijo le pasó algo y te llamen.
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Alegre contó que se forman parejas entre los mayores. Fuente: Vicente López.
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Con emoción, la empleada explicitó que va a trabajar con ellos hasta que se jubile y, después, recibirá las actividades como abuela. “Te morís trabajando acá si lo hacés bien”, afirmó.


